13 de septiembre de 2013

Todo pueblo tiene historia
y se recuerda con coraje
llevo siempre en mi memoria
a Carbo y sus personajes

desde el barrio del pajoso
hasta el barrio el Chamizal
se oye chiflando al pipiojo
imitando a un cadernal

echale ,echale mi chato
ya no hagas despilfarro
ponle mas repollo al taco
asi dijo Juan Navarro

ya empezaron los golpes
y tambien las cachetadas
como dijo el Beto Lopez
esto se arregla a patadas

dijo la Chelo Andrade
con un tono quietecito
ahorita empieza el desmadre
algo trama Javiercito

ya la chona me hizo chivo
dijo el choje con coraje
me mato pero estoy vivo
hay que ir haciendo el equipaje

estaba un grupo de gente
pidiendo raite al camucho
ojala y el Corazon se tiente
para que no les cobre mucho

por la calle revolucion
paso un Marciano en bici
ha causado expectacion
si no creen, preguntenle al misi

chancla vieja y arrumbada
que tiene mucho agujero
nunca fuiste remendada
por Don Juan Zapatero

si tienes ganas de tomar
alla te espero en el cuartito
ya no me hagas esperar
asi lo dijo el jito


ya con esta me despido
y lo hago con respeto
el que esto ha (escribido)
lo conocen por el Zeto

5 de septiembre de 2013

Miguelina Valdez Fontes falleció. Por ahí alguien escribió que es de origen carboneño

(Entrevista aparecida en publicaciones de la Unison)

Le gusta trabajar con niños y compartir con ellos lo que a ella le hace feliz.
Desde niña fue amante de la literatura, que le ha permitido conocer mundos que de otra manera no habría tenido la oportunidad de visitar. La lectura es para ella una oportunidad de reflexionar, de sufrir y gozar al mismo tiempo. Y la radio, asegura, le ha dado mucho a cambio de nada. Hace más llevadera su vida.
Nacida el 14 de diciembre de 1952, en Nogales, Sonora, María Miguelina Valdez Fontes ha dedicado gran parte de su vida a promover la lectura. Mientras estudiaba Literaturas Hispánicas en la Universidad de Sonora, comenzó su servicio social en Radio Universidad, medio al que llegó para quedarse.
“Empecé a hacer mi servicio social y lo terminé, pero me quedé tres años, me gustó mucho la radio. En 1988 comencé como eventual y en 1993 me dieron mi plaza de productora”, indicó.
Su primer contacto con la literatura fue gracias a sus padres, quienes heredaron a ella y a sus cuatro hermanos el gusto por la lectura.
“No sé si porque en Nogales no había mucho que hacer o porque todavía no estaba muy arraigado lo de la televisión, pero mis padres leían mucho. Mi madre leía más bien novelas, y mi padre cuestiones filosóficas y de izquierda. Nosotros leíamos cuentos y nos compraban cómics. Yo no sé de dónde se hacían ellos de libros porque Nogales era chico”.
El cumplir 15 años significó para Miguelina que había llegado a la etapa adulta por un regalo que recibió de parte de su madre: el libro “Los miserables”, de Víctor Hugo.
“Era un libro grandote que yo ya había visto que ella tenía, pero me compró uno para mí sola y yo sentí que ya era adulta, porque ya podía leer un libro para grandes. Se me hizo muy complicado, pero se suponía que yo ya estaba grande, le tenía que demostrar a mi mamá que sí lo podía leer. Cuando cumplí 18 me dijo: ‘ahora no te voy a regalar un libro porque tú ya puedes comprarte los tuyos y puedes escogerlos’. Creo que sintió que a los 15 se había impuesto con una novela tan fuerte, pero yo se lo agradezco mucho”, comentó.
Ahora, años después, no titubea al expresar los sentimientos que los libros han despertado en ella.
“Yo no soy religiosa, pero creo que puedo usar la palabra bendición, y entre otras cosas, es una bendición que la literatura exista. A veces pienso que la inventó el ser humano para poder resistir la vida”.
De la locución a la producción Cuando tenía 28 años de edad, Miguelina Valdez trabajaba para la Secretaría de Educación y Cultura en Nogales, en educación para adultos, pero fue entonces que decidió cambiar el rumbo de su historia.
Durante la preparatoria eligió el bachillerato de Administración y Contabilidad, y aunque no le gustaba, ahora sabe que gracias a esa carrera pudo conseguir el cambio de trabajo hacia la capital del estado, en el área de recursos financieros. Sin embargo, esto no impidió que ingresara a la Licenciatura en Literaturas Hispánicas.
“Yo ya había tratado de alguna manera de salir a estudiar. Había estudiado en los veranos, en la Normal de Guadalajara para maestra de inglés, pero no me decidí a irme hasta allá. Más adelante, cuando tuve la oportunidad de venir a Hermosillo comencé una nueva etapa de mi vida junto con mi hija Regina”.
Posteriormente encontró su lugar en Radio Universidad. Cuenta que desde que escuchaba las estaciones de radio en su ciudad natal y le tocaba, junto con sus compañeros de escuela, hacer el lunes cívico desde la XEHF, se dio cuenta que la radio era más que un medio de comunicación.
“Sentía que era algo maravilloso, y cuando llegué a ella lo primero que pensé fue: ‘yo quiero hacer mi servicio social en Radio Universidad’.
Teníamos un programa otra compañera y yo, y ya que se terminó el servicio no hubo quien se animara a continuarlo y seguimos, y cuando llegaron nuevos integrantes aún así nos quedamos. Me sentía mal porque el programa era de otros, pero me daban chance. Y así me quedé tres años”.
El 12 de octubre de 1988, recordó, fue su primera oportunidad como eventual, la cual coincidió con el aniversario de la radio y de la propia Universidad. Cinco años después, obtuvo su plaza de productora. Ese lapso le sirvió para descubrir que la producción era una actividad que le gustaba más que la locución.
“A veces me gusta grabar cosas con mi voz porque siento que sé qué es lo que quiero, pero me gusta la diversidad de las voces. Me gustan mucho las voces de los niños, aunque todas tienen algo, sólo es cuestión de saber dirigirlos. Eso me gustó y con la producción creo que se pueden manejar muchas cosas”.
Su primera intervención como productora fue con un programa del Centro Ecológico y cápsulas de distintos temas. A eso le siguió un programa familiar con el que fue descubriendo la música mexicana y comenzó a hacer cancioneros.
“Me acuerdo que en la Serie del Caribe que fue en Hermosillo, en 1997, aquí teníamos gente de Puerto Rico, de otros países, no sé dónde se dieron cuenta pero venían por cancioneros.
De volada tuvimos que volver a imprimir el de José Alfredo Jiménez, porque era el que más pedían. De esa experiencia me nació que tenía que hacer un programa de radio de José Alfredo, y así hice uno que se llamaba ‘El hijo del pueblo’”.
“Es maravilloso trabajar con niños”
En los últimos años, Miguelina se ha enfocado en producir contenido para los pequeños, los cuales, afirma, no por ser chicos significa que no merecen escuchar buena música. Bajo este concepto nació “El son de los niños”, un programa que hasta hoy le ha dejado mucho.
“Empezó de media hora y luego ya se hizo de una hora, entre semana. Tiene alrededor de trece años. Así se fue el tiempo, y veo que hay niños que me escuchaban al principio y ya están en la universidad. Hay gente que de repente llega y me dice: ‘mi hermano fue a Colombia y trajo este disco, le traigo una copia’. Así me hice de canciones. Cuando viajaba, la gente me regalaba discos, y me quedaba sorprendida. Mi voz ni siquiera sale en la radio”.
Su trabajo le ha valido, entre otras satisfacciones, dos reconocimientos importantes: un Premio Estatal de Periodismo y un homenaje en el VI Foro de Fomento a la Lectura.
El primero, dice, fue por su programa “Con alas propias”, en el que abordaba temas sobre las mujeres, y en especial resultó ganador uno donde hablaba del SIDA.
En cuanto al homenaje que recibió en noviembre pasado, aunque se siente halagada, confiesa que le hace sentir mal pensar en otras personas que, considera, han contribuido más que ella a promover la lectura y aún no han recibido un reconocimiento como ése, lo cual dijo que incluso le da “mucha pena, porque me doy cuenta que hay gente que ha hecho mucho más y me siento mal, pues todo lo que he hecho me ha causado mucho placer”.
A pesar de las satisfacciones que le ha dejado trabajar para los niños, Miguelina es clara al afirmar que para ella lo más importante es dejarles un momento de alegría que les acompañe antes de irse a la escuela.
“No lo estoy haciendo por trascender, más que nada es por compartir algo que a mí me hace feliz, que otras personas lo disfruten.
Me ha divertido mucho. No sólo ofrecí y di para los niños. Es maravilloso trabajar con ellos, no dejan de asombrarme, pero también lo hice porque a mí me hacía feliz.
Pienso que la gente feliz es la que trabaja en lo que le gusta y que aparte le pagan por hacerlo. Trabajo para los niños, pero también para mí”.
Las 5 de Miguelina
1 Estudió Literaturas Hispánicas en la Universidad de Sonora.
Es productora de Radio Universidad desde 1993.
Es responsable de difusión del Programa Estatal de Lectura.
Ha realizado cancioneros, como el de José Alfredo Jiménez, que han sido un éxito.
Ha recibido dos reconocimientos importantes: un Premio Estatal de Periodismo y un homenaje en el VI Foro de Fomento a la Lectura.